miércoles, 1 de octubre de 2014

UNA SONRISA PERFECTA


Hace unas semanas decidí ir al dentista, y debo confesar que tomar esa decisión no fue fácil, pues yo tuve un tratamiento de ortodoncia bastante largo en la infancia – adolescencia (los que pasaron por lo mismo saben el tipo de secuelas que eso deja) así que lo primero que me hicieron fue la famosa limpieza bocal, seguido del cambio de amalgamas y etc. Pero mientas esperaba la consulta escuchaba los motivos de los otros paciente para estar ahí  y me percate que la mayoría hablaba sin mostrar demasiado su dentadura, esto me llevo a pensar en el porqué. Poniendo más atención me di cuenta que a varios les faltaban piezas dentales, necesitaban un blanqueamiento profesional y tenían algún tipo de absceso  que les había deformado alguna zona de su boca.
Ese día saliendo de la consulta me quise maquillar los labios, pero las sustancias utilizadas en esa odisea bucal y los delicados movimientos del odontólogo me dejo irritada la zona, ya saben de esas veces que se te agrietan los labios y la piel de alrededor toma un tono blanquizco, así que en lugar de poner color, aplique un bálsamo. Pero todo el camino a casa pensaba en todo lo que esa gente tendría que hacer para sonreír con toda libertad o peor aún, ¿alguna vez pudieron sonreír con libertad? Y es que si no tienes un aseo adecuado de tu dentadura y mantienes la humectación  necesaria a la sensible piel de los labios, difícilmente lograras excelentes resultados de cualquier maquillaje de labios, pues su pecio o marca no podrá ocultar los estragos del descuido.

continuara...


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